Cuando yo era pequeño los piratas solo salían en la pantalla pequeña y casi siempre en blanco y negro. Tuvieron que pasar muchos años y varios fracasos como el de
Polanski o el de
Renny Harlin para que la Cofradía de los Hermanos de la Costa arrasara en las taquillas de aquí a los confines del mundo.
Los piratas que yo conocía tenían la cara de Errol Flynn y la mano tras la cámara de Michael Curtiz. Habían sido injustamente castigados como Capitán Blood salido de la imaginación de Rafael Sabatini o se dedicaban a hacer la vida imposible a los españoles, espada en mano y colgándose de una cuerda. Y aún tenían tiempo para enamorar a la chica de turno. ¡Como os admirábamos!
Puede que el Capitán Kidd fuera un canalla pero también me caía bien, quizás por tener la cara de socarrón de Charles Laughton, irónico y algo bonachón pero que también sabía dar miedo como nadie. Ya a todo color llegó un pirata, el temible burlón, alegre y circense como correspondía al pasado bajo la carpa de Burt Lancaster y Nick Cravat.
No solo los piratas nos dieron ganas de embarcarnos, Gregory Peck nos llenó de ganas de navegar a la carrera hacia Alaska o de enfrentarse a los franceses como el hidalgo de los mares y lloramos a mares cuando el portugués, interpretado por Spencer Tracy, moría en Capitanes intrepidos
Pero por encima de todos ellos estaba Long John Silver, el pirata de la pata de palo y el loro al hombro. Nos fascinaste desde tu primera aparición, a mi, a Jim Hawkins y a toda una generación, y todavía más cuando leímos tus aventuras y descubrimos que los piratas de papel podían ser tan espectaculares como los del cine. Eras un traidor y un asesino, amigo Silver, pero como me alegré de que al final te escaparas con parte del botín.
Y finalmente llega la pirotecnia y un capitán Jack Sparrow inspirado en una vieja estrella del rock, apto para todos y listo para convertirse en la atracción de parque que era originalmente. Pero nos volviste a traer los barcos piratas, los tesoros escondidos, las luchas a espada y un buen trago de ron con el que brindar.
Por eso, va por vosotros Long John, Blood, Teach, Kidd, y que cojones, también por ti, Jack Sparrow.
Etiquetas: Cine